El extraordinario vídeo de un péndulo me ha activado algunas asociaciones conceptuales y reflexiones que me gustaría compartir:)
Prácticamente todos hemos oído hablar de la segunda ley de la Termodinámica:
«La entropía en un sistema aislado siempre aumenta».
La interpretación habitual de esta ley tiene connotaciones negativas en cuanto a que parece condenar a la evolución de cualquier sistema a tomar la dirección del deterioro, el envejecimiento y, finalmente, la desaparición de cualquier estructura reconocible.
La observación cuidadosa del fenómeno vital, en cambio, parece contradecir esta tendencia desintegradora, ya que los seres vivos se desarrollan, crecen, e incluso pueden llegar a aprender y ser creativos.
La termodinámica del no equilibrio, disciplina física joven que permanece desconocida para una gran parte del público, corrige esta aparente paradoja, explicando que los sistemas abiertos (capaces de intercambiar materia y energía con el entorno) sometidos a un gradiente energético (variación espacial de la energía) exhiben comportamientos radicalmente diferentes según su grado de orden y complejidad:
Si el grado de complejidad y orden es elevado, el sistema se encontrará lejos del punto de máximo desorden, que corresponde con el equilibrio termodinámico. En estas condiciones, un sistema abierto tiende a mantener o incluso aumentar su complejidad, a cambio de expulsar entropía hacia el exterior (habitualmente, en forma de calor). Al menos, durante un cierto intervalo de tiempo.
Si el sistema se encuentra cerca del equilibrio termodinámico, la evolución destructiva se apodera del sistema, que va perdiendo su estructura hasta fundirse con su entorno.
El siguiente vídeo ilustra de forma muy simplificada la esencia del proceso vital: gracias a la existencia de un gradiente (el potencial gravitatorio), se observa cómo uno de los sistemas más sencillos que cabe imaginar (un péndulo articulado o doble péndulo) exhibe un comportamiento caótico que, por momentos, parece tener voluntad propia. Por otra parte, igual que sucede con la vida, el péndulo acaba deteniéndose, tras haber disipado toda la energía inicial en forma de calor:
En el caso de la Tierra, es el gradiente térmico provocado por el Sol al iluminar la Tierra el que provoca el desarrollo de «estructuras disipativas» (los seres vivos) capaces de mantener temporalmente su elevado grado de organización, aprovechando en este caso la increíble riqueza de las reacciones bioquímicas.